28 dic 2010

Masanobu Fukuoka nos lleva hacia una agricultura del "no hacer"


Durante treinta años no abandoné mi explotación y tuve poco contacto con gente de fuera de mi propia comunidad. Durante estos años estuve dirigiéndome en línea recta hacia el método agrícola del “no-hacer’.

La manera usual de ir desarrollando un método es preguntarse: “¿Qué tal si hiciese esto?” o “¿Qué tal si probase aquello?” Introduciendo una variedad de técnicas una sobre la otra. Esto es la agricultura moderna y con ello sólo se consigue ocupar más al agricultor. Mi método se desarrolló en dirección opuesta. Yo estaba apuntando hacia un método de hacer la agricultura agradable, natural, que condujese a hacer el trabajo más fácil en vez de más pesado.

¿Qué tal si no se hace esto? ¿Qué tal si no se hace aquello? -ésta era mi manera de pensar-. Finalmente llegué a la conclusión de que no había necesidad de arar, ni de aplicar abono, ni de hacer compost ni de utilizar pesticidas. Cuando se profundiza en ello, pocas prácticas agrícolas son realmente necesarias. La razón de que las técnicas mejoradas por el hombre parecen necesarias, es que el equilibrio natural ha sido alterado tan gravemente de antemano por estas mismas técnicas que la tierra se ha hecho dependiente de ellas.

Esta línea de razonamiento no solamente se aplica a la agricultura, sino también a otros aspectos de la sociedad humana. Los médicos y las medicinas se vuelven necesarios cuando la gente crea un ambiente enfermizo. La escolarización formal no tiene valor intrínseco, pero se convierte en necesaria cuando la humanidad crea unas condiciones en las cuales “uno debe tener educación” para salir adelante. Antes del final de la guerra cuando fui al vergel de cítricos a poner en práctica lo que antes pensé que era agricultura natural, no podé los árboles y abandoné el vergel a su suerte. Las ramas se cruzaron, los árboles fueron atacados por los insectos y cerca de 0.8 Ha. de mandarinos se secaron y murieron. A partir de entonces la pregunta: “Cual es el modelo natural?” estuvo siempre en mi mente. En el proceso de llegar a la respuesta acabe con otros 400 árboles. Finalmente sentí que podía decir con certeza: “Este es el método natural”. En la medida en que los árboles se desvían de su forma natural, son necesarias la poda y la exterminación de los insectos. En la medida en que la sociedad humana se separa a si misma de una vida próxima a la naturaleza, la instrucción escolar se hace necesaria. En la naturaleza, la instrucción formal no tiene sentido.

En la cría de sus hijos muchos padres cometen el mismo error que yo cometí al comienzo en el vergel. Por ejemplo, la enseñanza de la música a los niños es tan innecesaria como podar árboles frutales. El oído de un niño percibe la música. El murmullo de un arroyo, el sonido del croar de las ranas a la orilla del río, el susurro de las hojas en el bosque todos estos sonidos naturales son música. Pero cuando una variedad de sonidos molestos penetra y confunde el oído, la apreciación pura y directa del niño degenera. Si se le deja que continúe este camino, el niño será incapaz de sentir la llamada de un pájaro o el sonido del viento como canciones. Esto es por lo que se cree que la instrucción musical es beneficiosa para el desarrollo del niño. El niño que es criado con un oído puro puede no ser capaz de tocar las baladas populares con el violín o el piano, pero no creo que esto tenga nada que ver con la habilidad de oír la verdadera música o cantar. Es cuando el niño tiene el corazón lleno de música que puede decirse que está dotado musicalmente. Casi todo el mundo cree que lo “natural” es algo bueno: pero pocos pueden comprender la diferencia entre natural y no natural.

Si una sola yema de un árbol frutal es cortada con unas tijeras esto puede provocar un desequilibrio que no podrá ser corregido. Cuando las ramas crecen de acuerdo con su forma natural, se extienden alternativamente alrededor del tronco y las hojas reciben uniformemente la luz solar. Si se rompe la secuencia las ramas entran en conflicto, se ponen unas encima de otras se enredan, las hojas se marchitan en los lugares en los que el sol no puede penetrar. Esto da origen a que los insectos causen daños. Si el árbol no se poda el año siguiente todavía aparecerán más ramas secas.

Los seres humanos con su entrometimiento hacen algo equivocado, dejan el daño sin remediar, y cuando se acumulan los resultados adversos trabajan con toda su alma para corregirlos. Cuando las acciones correctivas parecen tener éxito, entonces consideran estas medidas como espléndidos logros. La gente hace esto una y otra vez. Es como si un loco saltase sobre su tejado a reparar el daño, alegrándose al final por haber conseguido un remedio milagroso. Pasa lo mismo con el científico. Lee libros día y noche, forzando sus ojos y convirtiéndose en miope, si te preguntas en que ha estado trabajando todo el tiempo ves que era para convertirse en inventor de las lentes correctoras de la miopía.

LOS CUATRO PRINCIPIOS DE LA AGRICULTURA NATURAL

Cerca de una pequeña aldea de la isla de Shikoku en el sur de Japón. Masanobu Fukuoka ha estado desarrollando un método de agricultura natural que podría llegar a invertir la inercia degenerativa de la agricultura moderna.

Pasa cuidadosamente a través de estos campos. Libélulas y mariposas nocturnas salen volando confundidas. Las abejas pasan volando de flor en flor. Aparta las hojas y verás insectos, arañas, ranas, lagartijas muchos otros pequeños animales bullir entre la fresca sombra. Este es un ecosistema “campo de arroz” equilibrado. Comunidades de insectos y plantas mantienen aquí una relación estable. No es raro que una enfermedad de las plantas destruya los cultivos de esta región no afectando a los de estos campos. Y ahora mira al campo del vecino por un momento. Las malas hierbas han sido exterminadas mediante herbicidas y laboreo. Los animales del suelo y los insectos han sido exterminados con venenos. El suelo ha sido desposeído de materia orgánica y microorganismos por la utilización de abonos químicos. Durante el verano ves a los agricultores trabajando en los campos, llevando máscaras antigás y largos guantes de goma. Estos campos de arroz que han sido cultivados sin interrupción durante 1.500 años, han sido ahora arruinados por las prácticas agrícolas explotadoras de una sola generación.

• El primero es NO LABOREO esto es, no arar ni voltear el suelo.

Durante siglos, los agricultores han supuesto que el arado es esencial para cultivar las plantas. Sin embargo el no laboreo es fundamental para la agricultura natural. La tierra se cultiva a sí misma naturalmente mediante la penetración de las raíces de las plantas la actividad de los microorganismos, pequeños animales y lombrices de tierra.

• El segundo es NO UTILIZAR ABONOS QUÍMICOS NI COMPOST PREPARADO

(Como abono el Sr. Fukuoka, cultiva una cubierta vegetal de trébol blanco, devuelve toda la paja a los campos y añade un poco de gallinaza). La gente interfiere con la naturaleza y por mucho que lo intentan, no pueden curar las heridas que causan. Sus descuidadas prácticas agrícolas drenan el suelo de nutrientes esenciales resultando una disminución anual en la tierra. Si se deja a sí mismo, el suelo mantiene su fertilidad naturalmente, de acuerdo con el ciclo ordenado de la vida vegetal y animal.

• El tercero es NO DESHERBAJE MEDIANTE CULTIVO O HERBICIDAS.

Las malas hierbas juegan su papel en construir la fertilidad del suelo y en equilibrar la comunidad biológica. Como principio fundamental, las malas hierbas deben ser controladas, no eliminadas. Acolchado con paja, cobertura del suelo con trébol blanco asociado a los cultivos e inundación temporal proveen un control efectivo de las malas hierbas en mis campos.

• El cuarto es NO DEPENDENCIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS.

A partir del momento en que las plantas se desarrollan débiles como resultado de estas prácticas innaturales como el laboreo y el abonado, las enfermedades y las plagas se convierten en un gran problema en agricultura. La naturaleza, dejada sola, está en perfecto equilibrio. Los insectos dañinos y las enfermedades de las plantas están siempre presentes pero no proliferan en la naturaleza en el grado de necesitar el uso de venenos químicos. La aproximación sensata al control de plagas y enfermedades consiste en cultivar plantas vigorosas en un ambiente equilibrado.

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